Este próximo sábado nuestros relojes atrasarán una hora para adaptarnos al horario de invierno. Eso quiere decir que cuando sean las 3 de la madrugada, deberemos retrasar las agujas horarias hasta colocarlas en las 2 de la mañana.
El cambio de hora que padecemos dos veces al año para aprovechar mejor la luz natural y reducir el consumo energético, y que puede resultar una sencilla práctica, provoca en muchos de nosotros algunas alteraciones en el sueño.
Niños y ancianos son un grupo de población especialmente sensible a estos cambios horarios, por eso os doy una serie de recomendaciones que os ayudarán a hacer la transición de la mejor manera posible.
No dormir siesta durante unos días, ajustar la hora de acostarse los días previos o realizar ejercicio moderado son algunas de las pautas que los expertos recomiendan. De todas maneras, los efectos sobre el organismo en el caso de personas sanas son mínimos (podemos notarnos más cansados de lo habitual o algo desorientados) y en unos tres o cinco días el ciclo vigilia-sueño suele haberse compensado.
- Ajustar la hora de acostarse los días previos. Empezar cuatro días antes del cambio de hora, con 15 minutos cada día. Modificar también paulatinamente el horario de las comidas para adaptarlo poco a poco al nuevo.
- No dormir siesta durante unos días. Hasta que el organismo se habitúe al nuevo horario conviene prescindir de las horas de sueño durante el día.
- Realizar ejercicio físico con moderación. Mejor practicarlo en las primeras horas del día, todos los días, pero nunca antes de acostarte.
- Ser cuidadoso con los medicamentos para dormir. En caso de duda, acuérdate de consultar con al médico o al farmacéutico.
- Tratar de evitar bebidas como el café, alcohol o té, sobre todo durante la segunda mitad del día, pues estas sustancias tienen efectos sobre los patrones de sueño.
- No te acuestes con hambre pero tampoco después de una cena copiosa, ya que nos impiden descansar de forma adecuada. Si sientes hambre por la noche, tómate algo ligero, como un lácteo, que consiga eliminar esa sensación.
- Los bebés lactantes pueden experimentar alteraciones en su alimentación, y a los niños en edad escolar les costará más despertarse. Los mayores de 50 años, que suelen tener más dificultad para dormir y presentan despertares tempranos más frecuentes, pueden tardar más en adaptarse a los cambios.
Espero que estos consejos os ayuden a una mejor y más rápida adaptación al nuestro nuevo horario de invierno!!!